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SEGOVIA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Antes de comenzar a escribir la crónica de esta maravillosa aventura que vivimos el grupo que tuvimos la suerte de poder desplazarnos hasta Segovia, me van a permitir que de las gracias.

​Gracias Begoña por tu dedicación, tus siempre agradables sorpresas y tus ganas de que fuéramos tremendamente felices en tu ciudad.

​Gracias Tino por conducirnos con tan buena mano en aquel estupendo coche que alquilamos. Siempre es difícil rodar por carreteras desconocidas.

​Gracias compañeros de viaje por hacer que estos días se graben en mi memoria como unas jornadas únicas y por encima de todo felices.

Comenzó nuestra andadura el jueves 28 de abril cuando nos reunimos en el aeropuerto de Gran Canaria. Allí estábamos con nuestras pequeñas maletas llenas de ilusión. En el semblante de todos brillaba una sonrisa pero también una incógnita pues nunca se sabe cómo podemos funcionar los humanos. Pero este grupo prometía. Habrá un antes y un después en esta relación. Lo sé. Intercambio de lugares en el avión y rumbo a Madrid hacia donde partimos a las 16:30 horas. Vuelo tranquilo y llegada a la capital del reino; la energía nos rebosaba y se nos escapaba por la boca en forma de risa tonta ante cualquier cosa.

​Para empezar el coche nos sorprendió. Bueno, bonito, barato, nuevo, competente, cómodo, cumplidor,…. Colocamos el GPS con “Carmela” como guía y rumbo a Segovia que partimos. Una travesía tranquila en la que tuvimos ocasión de organizarnos un poco los días del viaje y en la que nos sorprendió el coche cuando avisa a Tino diciendo “quizás necesitas un descanso” y muestra una taza de café en la pantalla. Aún me río al recordarlo.

Bueno, llegamos a nuestro destino, encontramos el hotel, nos instalamos y salimos a cenar. Aquí comenzó nuestra “ruta nocturna”. ¡ Madre mía!. Nos fuimos de tapeo al “San Miguel” y qué bien lo pasamos. Primera noche y primeras copas de ribera del Duero. Imaginénse esas tapas de chorizo, morcilla, papas, revuelto de trigueros, tortilla , pulpo,……regada con ese vino de la tierra….Hum! Menos mal que el hotel estaba calle abajo y solo había que seguir las luces.

​Un comienzo de viaje sin igual. Nosotros solos bajo los arcos del acueducto abrazando las milenarias piedras que los romanos tuvieron a bien dejar para la posteridad. Inigualable. Y así nos fuimos a dormir.

​Viernes 29 de abril, desayuno en el hotel ( un poco pobre para lo que debería ser) pero era nuestro primer día y los ánimos estaban altos.

​Nuestro destino era el parque natural de Guadarrama y hacia allí salimos. El paisaje que veíamos ya nos enamoraba, pues para un canario ver nieve y agua no tiene igual. Parada técnica para café o caldito y comenzamos nuestra ruta.

​La vista desde el mirador de la gitana es impresionante pues estamos rodeados de montañas por un lado y bosques por el otro. Tanto en la distancia como a nuestro lado la nieve se convierte en nuestra compañera. El cielo es azul, un azul brillante que recuerda los glaciares, un azul que contrasta con el blanco de la nieve y con el verde de los árboles. Se me para la respiración.

​El camino está bien señalado y es amplio pero andamos sobre hielo. No paramos de reír pues estos primeros pasos son tan resbaladizos que parecemos patos fuera del agua pero disfrutamos como niños.

​Begoña va de guía, seria y responsable como es, intentando que todo salga bien ¡ Y qué bien salió!. El andar es lento pues con el hielo, la nieve y el agua disfrutamos tanto que nos paramos ante cualquier rincón que llama nuestra atención y la verdad es que todo lo hacía. ¡Qué maravilloso es andar viendo riachuelos! ¡Qué maravilloso es meterse en un bosque lleno de nieve! ¡Qué maravilloso es contemplar esas nevadas montañas! ¡Y esos puentes de madera!..¿Cómo explicarlo? La belleza del lugar es tal que me abruma y me llena de vida. A mí y a todos.

​El camino se convierte para nosotros en una pista de juego y como niños en un patio de colegio nos dedicamos a tirarnos bolas de nieve y a tumbarnos en el frío suelo.¡ Disfrutar, disfrutar y disfrutar!

La subida hasta la laguna se complica algo pues está todo lleno de nieve y no se ve el camino., solo unos troncos que a veces no se ven nos indican por donde debemos pisar. Nos hundimos al caminar y se escucha agua bajo nuestros pies y asusta.

​Pero conseguimos llegar.¡Qué bonito lugar! Tranquilo, reposado, brillante. Me hubiera gustado ver el color del agua bajo este cielo azul y el reflejo de la nieve sobre ella pero estaba casi totalmente congelada así que tendremos que esperar a otra ocasión ¿quién se apunta?

​Allí, en medio de ese paisaje blanco y con la única compañía de unos pajarillos muy sociables hicimos nuestro descanso para reponer fuerzas. El silencio es casi tan perfecto como el paisaje. Se agradece y se disfruta.

​No da ganas de volver pero hay que hacerlo así que comenzamos el descenso que resultó casi más difícil que el ascenso pues resbalábamos tanto en los primeros tramos que cada uno escogió el camino que consideró mejor. Pasado eso el regreso fue un paseo pues ya caminar pisando nieve lo dominábamos a la perfección.

​Almuerzo en un restaurante en el puerto (huevos fritos con chorizo) y regreso en dirección a Segovia pasando primero por el Palacio de Riofrío. El lugar es muy bonito pero también muy abandonado. Un camino circular que rodea el edificio y se adentra en el bosque nos proporciona una relajación encantadora y como además tuvimos la suerte de ver una gran manada de ciervos que nos vigilaban desde la seguridad de la distancia, pues el día fue completo.

​Y así tranquilos y relajados volvimos al hotel pasando primero por la granja escuela en la que una servidora va de acampada cada año con sus alumnos. Ducha, descanso y vuelta a la ruta nocturna ( estas no aparecen en la programación del club pero también son oficiales). Buena cena con raciones de morcilla, picadillo,…y por supuesto ribera del duero.¡ Ay Segovia, esto si que es Patrimonio de la Humanidad!.

​Sábado 30 de abril, desayuno y salida hacia la zona recreativa de Boca de Asno. El día está frío y nublado pero el grupo está feliz y expectante. ¿Qué nos deparará el destino hoy?

​Nos recibió un rebaño de vacas que parecían estar a sus anchas por allí pastando en medio de los aparcamientos. Y nosotros también. ¡Qué felices éramos!

​Comenzamos atravesando un lindo y pequeño puente de madera sobre un estrecho pero caudaloso río que enamora solo con verlo. ¿Por qué será que me gusta tanto ver correr el agua?… Hacía frío pero valía la pena estar allí. La fuerza de esa agua daba energía a nuestro grupo que aunque no lo necesitaba se acercaba a la orilla a contemplar el fantástico espectáculo.

​El camino de hoy nos lleva siempre a lo largo del río Eresma, un afluente del Duero que en su momento fue usado por los reyes para la pesca y que aún guarda recuerdos de aquel pasado no tan lejano. Por eso la ruta se llama “Pesquerías ”.

​Se trata hoy de una caminata para disfrutar de todos los sentidos. Es un goce andar por aquí. El agua, el bosque, los sonidos, los olores, la vista… Todo está puesto para hacer de este día una jornada difícil de olvidar.

​Andamos en silencio y solo al rumor del agua y el sonido de nuestras pisadas nos sitúa en la realidad. ¡Cuánta belleza! Es imposible no rendirse ante lo que la naturaleza nos ofrece.

Así llegamos al embalse del Pontón. Desde nuestra situación semeja un lago y como tal lo contemplamos. El agua brilla y refleja el verdor de su alrededor y las cumbres nevadas de las montañas que lo vigilan. Todo se confabula para hacernos vivir un final de jornada encantador.

​La caminata acaba en el aparcamiento y puesto que el coche quedó en Boca de Asno decidimos ir caminando hasta el pueblo de La Granja o mejor dicho El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. No se por qué pero el camino, que transcurre paralelo a la carretera se nos hizo pesado; quizás el calor, el hambre o el cansancio. Ya en el pueblo buscamos un lugar donde almorzar y allí esperamos a Tino y a Óscar que volvieron a recoger el coche.

​Nos encontramos en el hotel restaurante Roma, lugar en el que, ¡cómo no!, degustamos los riquísimos y famosísimos “judiones de la granja”. Ni que decir tiene que supo a gloria.¡Por Dios! No da ganas de salir de allí pero hay que hacerlo así que con la barriguita llena y el corazón alegre nos vamos directos al Palacio de La Granja a disfrutar de sus magníficas fuentes que hoy, siendo sábado, se ponen en marcha para goce y disfrute de todo el que se encuentre allí.

​Siguiendo al señor de la bandera española recorrimos las cinco fuentes que hoy ponen en marcha. Son espectaculares por supuesto. Una cosa es contarlo y otra es verlo. Cualquier relato que hayas escuchado se queda corto al contemplar con tus propios ojos estas obras maestras de la ingeniería y el arte.

​Pero todo se acaba y volvemos de nuevo al coche para realizar otro pequeño paseo a lo largo del embalse y llegar hasta el mismo muro de la presa donde nos vuelve a enamorar la belleza de tanta agua y el juego de luces que el sol muestra con ellas.

​Hotel, ducha y de nuevo ruta nocturna. Cena de acorde con el lugar, es decir mas ribera del duero y mas tapas típicas en un lugar llamado La Codorniz.

Y llegó el domingo. Madrugón. Son las 6 de la mañana y nos encontramos tocando en la churrería que ya debería estar abierta. Desayuno de chocolate y churros y de nuevo andando hasta el lugar de encuentro con la empresa que nos transportaría por el aire sobre la hermosa ciudad de Segovia.

​Es llegar y ver los globos preparándose y dispararse nuestra adrenalina. Se nos nota en la cara. Gesticulamos, hablamos, nos reímos, nos miramos. ¡Qué nervios!¿Ahí vamos a subir?

​Fotos y fotos, videos, mas risas, nervios. ¡Eh que toca subir ya!.Los amigos canarios, como nos llamaba el señor Duque estábamos divividos en dos compartimentos del mismo lado de la cesta y la sonrisa no nos cabía en la cara.

​¿Ya estamos en el aire?¿Así?¡ Si apenas nos ha dado unas mínimas instrucciones y ya sobrevolamos la zona! ¡Qué …….! ¡no tengo palabras!

Nuestra tensión se suelta y ya relajados y felices nos disponemos a disfrutar de esta actividad¡Nunca imaginé que fuera tan perfecto! Que gozada es verlo todo desde aquí ¡Es tan diferente! La vista es increíble. El sol acaba de salir y sus rayos cayendo sobre la catedral, el alcázar o el acueducto le confieren a las piedras un color peculiar. Desde esta distancia localizas cada monumento y lo sitúas en el mapa. Ves las calles serpenteantes y las montañas lejanas. Observas el brillo del agua y los raíles del tren. Ves la planicie verde que rodea la ciudad y ves sobre todo las caras de tus compañeros disfrutando de un día que guardaremos para siempre en nuestra memoria.

​El aterrizaje es suave, un bamboleo y dos tumbos y ya estamos en tierra. Ahora toca recoger el globo y les aseguro que es tan divertido y entretenido como volar en él. Hay que aplastarlo, recogerlo, rodar sobre él como croquetas e incluso tirarse como si de una piscina se tratase.¡Hacía tiempo que no me reía tanto!

​Y de allí en el jeep al restaurante “La postal” en las afueras de Segovia desde donde, como su nombre indica observamos la ciudad como si de una postal se tratase.

Nos sirven un desayuno de huevos fritos con bacon o pan con tomate, brindamos con cava por nuestro exitoso viaje y recibimos un diploma por nuestra audacia ¿Qué más queremos?.

​El resto del día nos deparó otra muy agradable sorpresa por parte de Begoña pues después de ducharnos y “vestirnos de domingo”, íbamos a realizar una visita turística por la ciudad. Claro que no contábamos con la presencia de Dña Marisol, la maestra que Begoña tuvo en su escuela cuando era niña. Esta encantadora señora nos recibió con mucha alegría, un poco de nervios por la responsabilidad que le había caído y una preparación exhaustiva con sus fotos y explicaciones. Ni que decir tiene que fue una magnífica cicerone. No solo visitamos las zonas emblemáticas que todo turista debe ver sino que también conocimos esa parte de la ciudad que solo los segovianos conocen.

​En medio de todo esto hicimos un alto, por supuesto, para degustar el “famoso cochinillo segoviano”.¡Para chuparse los dedos!¡No hay palabras!

​Y llegó nuestra última noche de tapas y ribera del duero; “el sitio”, un lugar encantador en el corazón de la ciudad fue el elegido. ¡Esto se nos está acabando! Pero no nuestra alegría.¡Que el ribera del duero corra por nuestras venas!. Una feliz despedida para un día especial: el día de las madres.

​El lunes se notaba en el ambiente la tristeza de la despedida. O el cansancio. Aún así nos fuimos de compras a primeras horas de la mañana. Luego al coche y rumbo a Madrid.

​Despedida con buen sabor de boca gracias a las delicatesses con que nos sorprendió Begoña al entrar al coche. ¡Qué pastas mas ricas! Y que gusto despedirse así de un lugar que tardará mucho tiempo en borrarse de nuestras memorias.

​Nuestro destino hoy es El Escorial y hacia allí nos dirigimos. El día acompaña pues el sol brilla y ayuda a levantar los ánimos.

​Visita guiada y tranquila por este edificio patrimonio de todos los españoles y a buscar un buen lugar para comer. Suerte que el primer restaurante nos falló porque el que luego encontramos estuvo a la altura de lo que habíamos vivido durante todas las jornadas anteriores.

​Almuerzo, vino (menos el conductor) y directos al aeropuerto. Vuelta a casa y vuelta a la realidad pero lo vivido durante estos días quedará en los anales de la historia de este club. A ver si el próximo viaje aumenta el número de participantes pues la experiencia ha sido inolvidable.

​Gracias a todos