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EL CAMINO DE SANTIAGO

EL CAMINO DE SANTIAGO

3 de junio:

A las 4.30 de la tarde comienza nuestra aventura en el aeropuerto de Gran Canaria, desde donde partiríamos rumbo a Santiago de Compostela.

Ya desde un rato antes estábamos los seis pilanconeros reunidos y con una alegría en el rostro difícil de describir. Hablamos, reímos y decimos tonterías. También nervios, incertidumbre, … ¿estaremos a la altura?,¿cuánto tardaremos cada jornada?, ¿será tan especial como todos dicen?, ¿conoceremos gente?, ¿qué va a pasar con las credenciales?,¿dónde hay que sellar?, ¿y la comida?, ¿surgirá algún problema?, ¿nos cansaremos demasiado?, ¿habré traído poca ropa?,¿o mucha?,¿hará falta llevar chubasquero?, ¿tenemos que comprar agua antes de salir?, ¿a qué hora debemos comenzar? ….

Con esas dudas y con la misma o más cantidad de ilusión y ganas despegamos esa tarde. No sé por qué, pero el vuelo se me hizo largo, a pesar de que llegamos antes de lo previsto. ¿La ansiedad? …Probablemente.

Llegamos y allí nos estaba esperando nuestro taxista gallego al que costaba entender cuando hablaba. Ponemos rumbo a Sarria cuando aún el sol brilla en el cielo y son ya las 9:30 de la noche

Observamos el camino intentando ver algún indicio de esos senderos por donde pasaremos; reconocemos pueblos y la hora y media que tardamos en llegar se nos hizo eterna. ¡Madre mía! ¿todo esto es lo que vamos a recorrer en cinco días?……¿Cuántos kilómetros faltan?;cien contesta el taxista da igual el lugar en el que le preguntes. Nos reímos. Sería el comienzo de nuestra “riso terapia santiaguiña”.

Por fin llegamos a Sarria donde nos esperaba Arminda que había llegado de Londres a las 10 de la mañana. Saludos, registros, dejamos todo y a cenar. Exquisita velada con productos de la tierra ¿premonición de lo que iba a ser nuestra semana?, en el restaurante del hotel Roma ¡Qué gusto!.

Vuelta al hotel y tienda de souvenir abierta. Bien porque aquí nos pertrechamos con agua, golosinas y el adorno típico que todo peregrino debe llevar colgando de su mochila: la concha. ¡Con qué gusto nos fuimos a dormir!

4 de junio:

7 de la mañana. Desayuno en nuestro hotel Mar de Plata, un lugar estupendo. Cogemos fuerza para el camino y a las 7:30 en marcha. Fotos, risas, gps, ¿dónde es?, ¡mira, allí está la flecha amarilla y la concha! ¡Las marcas en el suelo! Sí. Bien. Por aquí.

Ya desde esa hora las calles están llenas. Se oyen voces en distintos idiomas y todos avanzan en la misma dirección. Intentamos coger nuestro ritmo, que no sea muy rápido, pero tampoco muy lento. Vamos bien, vamos en grupo y la sonrisa brilla en nuestra cara.

Mi mente se encuentra en blanco, intentando adaptarse a lo que ve y lo que siente. No quiero hacerme ninguna idea ni pensar en lo que me han dicho los que ya han realizado el camino. Quiero que el camino me conquiste a mí por si solo.

Avanzamos y riadas de personas nos adelantan; miras hacia atrás y sientes una presión terrible cuando ves tanta gente que va en tu misma dirección. ¿Qué pasará por la cabeza de cada uno de estos peregrinos?, ¿cuál será la fuerza que les empuja?, ¿cuál es el motivo de tanta peregrinación? ¿qué es en realidad el camino? ….. ¡Buen camino, buen camino! nos van diciendo según pasan a nuestro lado. ¡Buen camino, amigo!

Nos dirigimos a Portomarín y debemos recorrer 22,2 km aunque luego el gps marque alguno más. Subimos una calle con azulejos de motivos santiagueños marcando el camino correcto y nos encontramos una serie de carteles de colorines en los que se encuentran nombres de lugares y los kilómetros que nos separan de ellos. Ahí aparece Santiago; nos separan 111 km, ¿llegaremos?

Dejamos atrás una serie de iglesias, ermitas, monasterios y cruzamos un hermoso puente; dejamos que la avalancha nos adelante. No tenemos prisa. Queremos disfrutar paso a paso.

Llevamos ya más de 1 km recorrido cuando de pronto ¿esto qué es? un mojón nos anuncia que nos quedan 113 km ¿es una pesadilla? O ¿dimos un rodeo?, mejor no pensar en ello. ¡que más da! Vamos chiquillos.

El puente medieval cruza un pequeño río y el rumor del agua y la gente al pasar nos absorbe. Unas botas rotas sobre uno de los mojones del camino nos hacen reflexionar, pero solo unos segundos. ¡A caminar! Pasamos ahora junto a unas vías de tren y no resistimos la tentación de pisar sobre ellas.

El camino es llano ¡no! ¡hay una subida! Pero qué bonita es. Llena de árboles enormes y gente y más gente que nos dejan atrás ¿Por qué tienen tanta prisa?

El camino de hoy pasa por pequeños pueblos, aldeas o parroquias, la verdad es que no sé cómo llamarlos porque ¡son tan pequeñitos! En uno de ellos nos espera una sorpresa. Una casa totalmente abierta recibe a todos los peregrinos que quieran pasar por allí. ¡Fruta, café, bebidas, dulces, queso, membrillo, …! ¿Ya han probado este queso? Nos pregunta la diminuta y simpática dueña de la casa. ¡Prueba, prueba! Toma, un buñuelo calentito nos dice su marido mientras nos lo coloca en la mano con unas pinzas y una servilleta. Cojan lo que quieran, coman, beban, descansen. ¿Esto es el espíritu del camino? ¡Me encanta!

Seguimos nuestra ruta y de pronto una manada de vacas que vienen en nuestra dirección y el paso es estrecho y está lleno de gente ¿qué hacemos?… pues nada, se ve que están más que acostumbradas y pasan de nosotros; ellas a lo suyo y salvo el roce con su gracioso y sucio rabo no pasa nada especial.

Nos paramos en cada rincón agradable y admiramos las casas que vamos encontrando y el paisaje. Vacas, caballos, flores, moras, verde sobre verde y una pista fácil de patear es lo que nos rodea.

Ya la avalancha de gente ha pasado y vamos más relajados, disfrutando, hablando, riendo.

Otra casa con fruta en su puerta para cogerla si te apetece y pasan los kilómetros. Casi sin darnos cuenta llegamos a nuestro primer destino: Portomarín.

Desde la loma se ve el pantano que ahogó en su momento al antiguo pueblo del que trasladaron piedra a piedra la iglesia y algún que otro edificio. La vista es preciosa. Atravesamos el puente y una larga escalera nos anuncia que hemos llegado. Son las 14:30 de la tarde. Muy buena hora.

Contentos y después de hacer nuestros estiramientos diarios buscamos el alojamiento y derechos a almorzar. Menú del peregrino, descanso, ducha, paseo y a cenar (je je je). Perdón, pero es que creo que lo único que hicimos en este viaje ha sido comer. Cena, paseo por el pueblo bajo una débil lluvia. ¡Ay que no puedo levantarme de la silla; estoy muerta! A comprar tarta de Santiago y a descansar que mañana será otro día.

Hoy hemos sellado en Hotel Mar de Plata, San Barbadelo, Casa Moriade, El corazón es grande, compártelo y San Juá de Portomarín.

5 de junio:

A las 7 ya estábamos en pie, fresquitos y sin síntomas de haber caminado el día anterior. Desayuno y arrancada.

El día amanece más fresco que el anterior y como ayer ya desde esta hora el flujo de caminantes es alto.

Comenzamos con una bajada y encontramos las señales. El camino es llano salvo alguna subida de vez en cuando. Afrontamos hoy 24,8 km.

Caminamos entre árboles y de pronto el color del suelo cambia. Nos encontramos ante una hermosa subida sobre una pista de color amarillo. Hay algo de niebla y se escuchan las pisadas de decenas de personas y los murmullos en diferentes idiomas. El tiempo invita al silencio.

Cruzamos la carretera en varias ocasiones, pero todo está tan bien señalizado que no hay problema alguno. Vamos bien y contentos.

Son frecuentes los monumentos con piedras o cualquier otro material, que nos encontramos: cruces en el suelo, en un árbol, en los mojones, en la pared; frases por todas partes que te alientan a seguir o te muestran sentimientos.

El día ha levantado hace rato y la temperatura es ideal para andar. El grupo es feliz y disfruta de lo que está viviendo. Vemos menos pueblos que ayer, pero cruceiros y hórreos por todas partes y hasta un castro prerromano bien conservado. ¡Qué hermoso país tenemos! El campo está verde y restos de antiguas costumbres saltan a la vista de cuando en cuando como lavaderos o antiguas casas de labranza.

Me enamoran los colores de la vegetación que nos acompaña: amarillos, lila y blancos; el contraste con los verdes permanentes es ideal para la paleta de cualquier pintor.

Diariamente pasamos junto a iglesias, ermitas o monasterios y hasta los perros de por aquí forman parte del camino y nos ven pasar como uno más.

Nos damos cuenta que no vale la pena cargar con avituallamiento pues puedes echarte un café, un refresco, un helado o lo que sea en cualquier sitio. Y sienta bien pararte y charlar. Ya conocemos gente y alguna que otra pequeña historia y siempre escuchamos el querido “Buen camino”. ¡Cómo lo estamos pasando!

Y llegamos a Palas de Rei de nuevo a las 14:30 de la tarde.

Hoy nos hemos llevado un pequeño disgusto pues no teníamos hotel, hostal o pensión sino dos preciosos apartamentos para compartir. No es que no quisiéramos hacerlo, pero claro, no es lo mismo. Hay que decir que los apartamentos estaban super bien y el dueño era un encanto. Nos repartimos cuatro y tres y tengo que aprovechar para agradecer a los compañeros que permitieron que la familia Mórán Santana disfrutase de uno: gracias amigos, son los mejores.

Pues de nuevo a comer ¡cómo no! ¡Y cómo comimos! ¡Está todo tan delicioso! Pulpo, tortilla, revuelto, …tarta de Santiago (jeje). Y ¡qué grupo tan perfecto y tan bien amoldado! Parece que llevamos juntos toda una vida. Comida, risas, fiesta …. y de nuevo que no me puedo mover ¡Estoy engomada! ¡No me levanto!

La sobremesa se alargó así que decidimos que nos vamos a duchar, a descansar y que no saldremos a cenar. Aprovechando lo que tenemos hoy vamos a hacer una noche de pijama, tele y roscas ¡Bien!… Al super a por coca cola zero zero, roscas y golosinas. ¡Esto promete! Por cierto ¿alguien se fijó si había microondas?

A la hora concertada nos reunimos en el apartamento de los moranes (había microondas) y allí montamos la fiestuca (oe oe oe oe…) Una noche inolvidable rematada con chupito de orujo y a dormir que mañana hay que levantarse a las 7. Sellamos hoy en Pensión el caminante, Café Gonzar, Café Castro, Ventas Marón, Concello de Palas de Rei y Apartamentos Guillermo.

6 de junio

Nos enfrentamos hoy a la etapa más larga de nuestro viaje pues nos esperan 28,5 km que al final serán 30; como todos los días comenzamos temprano y fresquitos sin síntomas del día anterior. Desayuno y salimos del pueblo. El camino nos conduce de nuevo entre árboles; las subidas son constantes como en cada etapa, pero las pistas están tan bien que nada tienen que ver con las de nuestra querida isla.

Subidas, bajadas, llanos ¿qué más da? Estamos hechos unos campeones. Cada noche nos acostamos sin poder movernos y cada mañana nos levantamos como si fuera el primer día (yo creo que se debe al albariño y al pulpo)

Los eucaliptos nos acogen estos primeros kilómetros y los olores se suman a la vista para regalarnos una nueva jornada. Helechos, hórreos, plantaciones, casas, animales y por supuesto agua.

Ya no encontramos tanta gente en estas primeras horas, pero seguimos reconociendo a muchos desde el primer día. Muchos de los cruceiros que encontramos por el camino están siendo o ya han sido renovados y da gusto sacarse una foto en ellos y tocar esas antiguas piedras como hicieron en su momento los primeros peregrinos.

La abundancia de piedra granítica hace que nos llame la atención las casas y las plazas. Paramos en las iglesias rodeadas de cementerios, admiramos lo que vemos, sellamos y seguimos.

Nos encontramos de pronto en un bello puente medieval y te entran ganas de darte un chapuzón en el río pues los parajes son idílicos. ¡Me quedaría tan a gusto! Pero nos espera Melide.

Pulpería Ezequiel en la calle principal del pueblo; pulpo para todos y vino de la casa ¿quién necesita más?. Exquisito el pulpo, exquisito el vino, exquisito el servicio, exquisita la compañía…¡Soy feliz con tan poco!

Un ratito para buscar los melindres que al parecer son unos dulces de por aquí pero que no encontramos sino dos que compartimos entre siete y que no eran para matar por ellos así que seguimos nuestro camino pues nos quedan 14 km aún.

Con la barriguita llena y el corazón contento retomamos la ruta que seguía siendo encantadora ya que atraviesa pequeños arroyos sobre piedras grandes como diques; vimos más vacas y más caballos, más cruceiros, más pueblitos, ….

Observamos que ya a los mojones les falta la numeración que indica el km pero nos da igual. A estas alturas no le tenemos miedo a nada.

¡Socorro! ¡Una gran subida! Tenemos nuestro destino a un tiro de piedra; solo nos separa de él una gran subida. ¡hummm! ¿A estas alturas con boberías! ¡A por ella!

Y lo conseguimos ¡Arzúa! Treinta kilómetros de caminata y son las cuatro y media de la tarde ¡Bien!

Llamamos al hotel porque hoy nuestro alojamiento está en las afueras en un lugar llamado Salceda y vienen a recogernos. En unos minutos llegamos a Pousada Salceda un lugar que nos conquistó no solo porque estaba muy bien, moderno, agradable, sino por la gente encantadora que lo llevaba y ¡por la comida!.

Decir que comimos y bebimos bien es mentir. Comimos y bebimos más que bien. Fue una estupenda velada en la que el buen rollo del grupo añadió un plus a lo que nuestros sentidos estaban degustando.

Como cada día nos fuimos a descansar molidos pero felices después de haber sellado hoy en Panadería Dulce María, Albergue turístico O Abrigadoiro, Café Campanilla, Parroquia Santa María Do Leboreiro, Parroquia San Juan Furelos, Dulcería Ezequiel, Parroquia Santiago de Boente y Albergue Salceda.

7 de junio

Afrontamos hoy una jornada de 19,1 km así que nos lo vamos a tomar como un paseo, con tranquilidad para disfrutar pues esto está llegando a su fin.

Desayuno y coche hasta Arzúa para retomar el buen camino. Hoy conocimos a Edna, una colombiana que ya no se separaría de nuestro lado y que fue nuestro pequeño milagro en el camino.

Comenzamos con una bajada y ya desde el primer momento vemos que va a ser la etapa más bonita pues el bosque nos acoge.

Varias aldeas pequeñitas con detalles encantadores nos ven pasar como testigos mudos del andar de tanta gente. ¿cuántos millones de personas habrán pisado estas mismas piedras a lo largo de los siglos? ¡Admirable!

Parece hoy que vamos de paseo de tan suave que encontramos el paso. El bosque es impresionante y merece que nos paremos un rato dentro de él. Hemos dejado atrás varias parcelas de cultivo cuando un bosque perfectamente alineado nos recibe. Es profundo y las ramas forman un túnel oscuro que permite ver en la lejanía la luz de la salida. Imposible no parar aquí y deleitarse con la vista y el olfato. Abrazar uno de estos árboles te recarga la energía.

Seguimos andando y otra pequeña subida nos conduce a un lugar encantador donde un muro de flores de mundo blancas hace enmudecer a cualquiera. Foto de rigor y a seguir pues ya casi hemos llegado a nuestro destino.

O Pedrouzo nos recibe casi a las dos de la tarde con un silencio típico de estos pueblos a esta hora de la siesta. Almuerzo en un lugar recomendado por la gente del pueblo donde pudimos degustar el caldo gallego y la carne estofada.

Buena comida, buen precio, buena compañía….

Ducha, descanso y por la tardecita paseo y cena. Hoy no queremos comer mucho que nos estamos pasando así que bueno, a ver si picamos algo y ya está. Odisea para colocar la mesa porque no había mucho sitio, pero lo conseguimos y…. que si esto que si esto también, que vale esto también, …. en fin, lo de siempre una cena como Dios manda.

¿Qué dónde sellamos hoy? En Cafetería Os Casqueiros, Taberna nova, La soledad compartida y Bar Regueiro.

8 de junio.

Última etapa ¡que pena! ¡Pero qué alegría también! Desayuno, salida un poco más tarde pues ya vemos que vamos “sobraos” y ¡a por esos 19,4 km!

Salida desde Pensión Lo, carretera adelante y a buscar el camino. Somos conscientes que hoy no será tan bonito pues la proximidad a la ciudad debe estar precedida de industrias y carreteras.

De momento el camino está muy bien y vamos siempre entre árboles. Volvemos a encontrar una alta cantidad de caminantes. El día hoy es más soleado y caluroso, pero vamos a la sombra. Hemos decidido que hoy será como un paseo y vamos a ir relajados, hablando y disfrutando.

Seguimos atravesando zonas llenas de eucaliptos y helechos enormes; los mojones están cada vez más llenos de piedras, esas piedras que todo peregrino va dejando a lo largo del camino como señal de todo aquello que quiere borrar de su vida o como símbolo de un deseo o un sueño a conseguir.

Nuestro paseo nos lleva hasta una gran subida cuyo fin no vemos, pero una vez alcanzada ¡Oh sorpresa! ¡Un puestito de pulseras en medio del monte llevado por dos colombianos! Increíble pero cierto. Compramos pulseras, sellamos la credencial y seguimos.

La bajada ahora está plagada de pequeños lugares encantadores con riachuelos refrescantes y piedras enormes que invitan a tumbarte un ratito al fresco. ¿me lo pienso?

Llegamos entonces a la altura del aeropuerto y la recta está a rebosar de gente. Se nota la cercanía a la ciudad el flujo de personas es enorme. Pero ¿ese quién es? ¡esa cara! ¿qué hace Oscar aquí?¡ Menuda sorpresa! Aún no nos lo creemos. ¡Qué alegría más grande! ¡El milagro del camino! Llevábamos toda la semana metiéndonos con él por no acompañarnos en esta aventura y de golpe hoy nos hace este regalo ¡YUJU!

¡Imaginen qué felicidad sentía el grupo en ese momento! Pero hay que seguir señores que estamos a dos pasos.

Vamos por carretera a veces y atravesamos fábricas y lugares más poblados, pero sin abandonar nunca esa parte rural que enamora, con esa arboleda, esas vacas y esos caballos.

Cafecito aquí, cervecita allá y a acabar la jornada.

Monte do Gozo nos recibe y abandonamos allí nuestras piedras con los deseos e ilusiones que cada uno cargó en ellas. Lo cierto es que el gozo por haber llegado hasta aquí es grande. La estatua no es nada bonita pues parece un amasijo de hierro, pero su significado en este lugar es lo que lo hace interesante y la emoción que se siente es mucha.

Bajamos atravesando una gran zona de albergue y entramos en la ciudad. El camino hasta la catedral se nos hizo eterno, pero por fin alcanzamos la Plaza del Obradoiro y la Catedral.

Emoción, alegría, felicidad, paz, descanso, … Han sido cinco jornadas marcadas por un andar sin dificultad, un saber estar de todos en cada momento, unas ganas siempre de estar bien, un pensar ya en próximas salidas, un echar de menos a compañeros y amigos, un desear que se acabe, pero no, ….

Entrada en la catedral para ver al Santo y darle el correspondiente abrazo, visita al centro para solicitar la Compostela, ducharse, descansar y a las 7 a la misa del peregrino.

Fue una experiencia inolvidable ver el botafumeiro volar por esa gran nave y da igual las veces que lo veas siempre pone los pelos de punta. Ves a la gente que te ha acompañado durante estos cinco días y aunque no los conozcas a todos te alegras de que lo hayan conseguido. Las caras de cansancio de unos y el sufrimiento de otros te hace dar gracias por lo bien que hemos llegado nosotros.

Y aquí te haces una pregunta ¿qué hace esto tan especial? ¿que significado tiene el camino? ¿Y la cena? Pues magnífica como siempre. Navajas, zamburiñas, langostino, … vinito, paseíto por la ciudad y a descansar.

9 de junio

Hoy no madrugamos. Desayunamos y tranquilamente nos trasladamos a la estación de tren porque hoy nos vamos a Villagarcía de Arousa a comer mariscos. Sí

Un día estupendo en el que paseamos por la playa vacía, afianzamos nuestra camaradería y almorzamos de lujo.

Vuelta a Santiago, ducha, descanso, paseo, compras, tartas y de nuevo cena. No, no se rían que no fue para tanto; una cena como la de todos los días.

10 de junio:

Desayuno, despedida de Arminda que volvía a Londres y paseo por la ciudad. Almuerzo de lujo y aeropuerto para la vuelta a casa.

¿Qué ha sido el camino para mí? ¿Qué es el camino?

El camino es Edna la colombiana que no podía parar de llorar y buscar el sentido a su divorcio; el camino es Emily la chica que venía de Madrid y ya desde la segunda jornada tuvo que aguantar una tendinitis y andar siempre apoyada por su marido quien a veces la llevaba prácticamente a cuestas ;el camino son los chicos segovianos que me explicaron el secreto de las piedras ;el camino es la familia que andaba con una niña de 8 años al golpito; el camino es el adolescente irlandés, Shaun, que saludaba día tras día y persona a persona con un Buen camino y una sonrisa; el camino es la jovencísima bailarina portorriqueña que no sabía si debía comer o no; el camino es el matrimonio mayor que abre su casa día a día y ofrece todo lo que tiene al peregrino;….

¿Qué es el camino?

El camino son los bosques que atravesamos y llenaron mis ojos de luces y sombras; el camino son las vacas y los caballos que nos hacen sonreír aunque tengamos que sortear sus excrementos; el camino son los pequeños pueblos, aldeas, parroquias que recorremos en silencio; el camino son los cruceiros; el camino son los buñuelos amorosos gratis que te brindan y que te dejan sin palabras; el camino son los sellos tan dispares que pones en tu credencial; el camino son los arroyos que nos deleitan con su música cantarina; el camino es el silencio que se produce en algunos momentos durante kilómetros; el camino es la soledad; el camino es el bullicio; el camino son las colas en el baño; el camino son las subidas que aparecen y te hacen suspirar; el camino son los músculos entumecidos cuando te levantas después de un breve descanso; el camino son los mensajes que día a día te envían tus amigos o compañeros;….

¿Qué es el camino?

El camino es el andar glamuroso de Maye; el camino son las risas de Rafa; el camino son los chistes de Tino; el camino son las zapatillas de Cristina; el camino son las preguntas sin respuestas de Ricardo; el camino es la maravillosa sorpresa de la visita de Oscar; el camino son los impresionantes selfis de Arminda.

El camino eres tú y soy yo. El camino somos nosotros. El camino es la vida.

Quizás en el futuro no recordaremos imágenes, colores ni sonidos de esta gran aventura, pero los sentimientos y las emociones sobrevivirán.

Eso es para mí el camino.