...

DEL POZO DE LAS NIEVES A SAN MATEO POR SIETE FUENTES

Una ruta en invierno es siempre algo maravilloso y que proporciona una experiencia única e irrepetible. Además te hace sentir un enorme placer físico y espiritual. Quien no lo ha experimentado debería hacerlo pues la sensación de bienestar es increíble.

Así me sentí yo el sábado veintisiete de febrero cuando queríamos hacer la ruta de las ventanas y tuvimos que cambiarla porque los fenómenos atmosféricos así lo quisieron. La naturaleza en su siempre majestuosa e implacable sabiduría eligió este día para convertir la cumbre de Gran Canaria en un fantástico e irrepetible paisaje de invierno total.

Salir a la montaña en estas condiciones puede ser peligroso y este club, ante todo, mira siempre por la seguridad de sus componentes

Salimos de la capital con la ilusión de ver las ventanas del Nublo pero con un ojo en las nubes que impedían ver nuestras hermosas cumbres. Y por supuesto, con la ilusión de que estuviera despejado por encima del mar de nubes. No fue así.

Lo que encontramos al llegar al Pico de las Nieves, el lugar más alto de esta isla, fue maravilloso y al mismo tiempo aterrador. ¡Qué frío hacía! Lo primero que observamos era que no se observaba nada a más de dos metros de distancia. La neblina se podía cortar. El viento era de película de miedo. La humedad te calaba hasta los huesos. Los pinos estaban literalmente congelados; sus ramas eran carámbanos de hielo colgando que al ser movidos por el viento se lanzaban directamente a nuestras caras. El piso era resbaladizo y las hierbas y matojos de los alrededores eran hielo puro. ¡Aterradoramente fantástico! ¡Pero al mismo tiempo peligrosamente maravilloso!

El grupo entero decidió que no se podía hacer la ruta y como ya la directiva tenía previsto que esto podía pasar propusimos realizar otra que aunque también iba a estar pasada por agua no presentaba la dificultad y peligrosidad de esta. Así que nos dirigimos en la guagua al cruce de unos metros más abajo y desde allí emprendimos la caminata hasta San Mateo por siete fuentes.

En esta zona hacía frío y llovía aunque de forma suave pero no había viento y, a pesar de la neblina, que se mantuvo casi hasta el final, se podía caminar sin tanta dificultad.

Comenzamos la andadura en uno de los pozos de nieve de esta zona que nos recuerda un pasado no tan lejano en el que se amontonaba aquí la nieve para luego venderla a los más pudientes de la ciudad.

La montaña es un asunto serio y como tal hay que tomarla y el invierno, aunque pocas veces podemos sentirlo en nuestra tierra, hoy quiso hacerse notar y demostrar que, de vez en cuando, puede gobernar nuestras vidas.

El sendero comienza siendo empedrado y con la lluvia suave y constante que nos acompañaría hasta el final, había que tener cuidado. Los bastones serán hoy nuestros grandes aliados.

Mi piel, poco a poco, se va adaptando al frío reinante y empiezo a sentir algo de calidez bajo tanta capa de ropa. Descendemos sin ver lo que nos rodea más que los pinos y retamas que tenemos cerca, pero junto a nosotros puedo sentir la fuerza que emiten los riscos que no deben andar muy lejos.

Así, bajando barranquillos y siguiendo pistas, a veces resbaladizas, se va pasando el día. Hasta el momento plátano tuvimos que hacerlo de pie pero no por ello dejó de ser entretenido y cordial. La lluvia ha limpiado el polvo de la pinocha y esta luce roja y brillante. Da la sensación de pisar por un lugar nuevo pues los colores hoy parecen diferentes y proporcionan otro placer al mirarlos. El contraste de tantos verdes con el negro brillante de las piedras y el rojo especial de la pinocha es brutal y alegran algo el día.

Se augura una gran primavera pues se puede observar como las plantas están frondosas y las flores están preparándose ya para brotar y alegrarnos la próxima caminata.

Pasamos por Camaretas y La Lechucilla y llegamos a San Mateo mucho antes de lo previsto así que el almuerzo lo hicimos allí, cada uno donde quiso.

Regresamos a casa, cansados, mojados, helados y embarrados pero felices. Una bonita experiencia para nuestra viajera mochila.