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CIRCULAR DE TUNTE

Es muy difícil en esta isla nuestra, tan sumamente poblada, encontrar alguna ruta en la que no te tropieces con caminantes, corredores o ciclistas. La ruta que hoy este club realizó no es una excepción. Es quizás una de las más transitadas, mas hoy hemos tenido suerte, pues salvo algún corredor y tres ciclistas el camino fue siempre nuestro.

Comenzaba la mañana, como siempre, recogiendo a los componentes del grupo y haciendo un alto para el café en el camino. Luego derecho a Tunte por esas carreteras sinuosas tan típicas de por aquí. En Tunte se nos unen la secretaria y la tesorera así que el grupo de diecisiete ya está completo.

Hoy es diecinueve de diciembre pero nadie lo diría al ver el magnífico sol que brilla ya a estas horas de la mañana. El cielo es de un azul tan intenso que contrasta muchísimo con las pequeñitas nubecillas blancas que, diseminadas, nos miran desde las alturas. El día promete en cuanto a temperatura.

Comienza la ruta con una subida de unos 4 km así que armados de paciencia anunciamos la salida. Pisamos sobre piedras pues el camino está formado por ellas. En algunas zonas son planas y permanecen unidas pero en otras te encuentras con auténticos escalones. Pero se sube bien. Sabemos que nos queda una hora como mínimo ascendiendo así que cada uno a su ritmo lo afrontamos con alegría.

El camino no es bonito, es precioso. Da gusto andar entre pinos que verdean. Son los que se quemaron hace años pero que luchan por sobrevivir y nos muestran sus nuevos colores. Se siente la humedad de las recientes lluvias, sobre todo cuando caminamos por la umbría. Los contrastes de luces y colores hoy harán las delicias de los fotógrafos pues podemos observar todas y cada una de las tonalidades con las que la naturaleza nos quiere sorprender; el verde del pino, el negro de la piedra, el marrón de la tierra, el azul del cielo,….Mi cuerpo, a pesar de lo dura que se me está haciendo la subida, se siente feliz con esta explosión de vida. Cojo aire y respiro oliendo la pinocha; toco las hojas al pasar y su peculiar aroma penetra hasta mis pulmones aportando la fuerza necesaria para seguir. El grupo sube feliz y las constantes risas de los compañeros ayudan a pasar los malos momentos.

Y así, como quien no quiere la cosa, llegamos al cruce de Cruz Grande, quizás uno de los lugares más frecuentados por los senderistas que recorren esta peculiar isla. Es este un cruce de caminos desde el que puedes contemplar un maravilloso paisaje. Para mí el más bello de la isla. Se trata del Parque Natural de Pilancones, cuyo nombre luce con orgullo este club. Estos pinares dejan sin aliento a quien los mira y los recorre y llenan de alegría y felicidad, buen humor y muchas cosas más a esta caminante que tan orgullosa está de su tierra.

Caminamos ya por una pista cómoda, en la que podemos, por fin, hablar con algún compañero, manteniendo por supuesto, la dichosa distancia social. No tengo palabras para describir lo que mis ojos ven pues la naturaleza es tan agradecida que tras las pocas gotas de agua que han caído estos días, saca a relucir todo su potencial encanto. Ya vemos el nuevo verde en los pinos, ya las jaras comienzan a crecer en los bordes del camino insinuando una primavera anticipada. Aún toca pasar el invierno que está próximo, pero podemos anunciar, sin temor a equivocarnos, que tendremos una florida primavera.

Así, sin más, llegamos a la Degollada de la Manzanilla lugar desde el cual podemos observar paisajes a ambos lados. Los pinares tirajaneros en una vertiente y Santa Lucía y San Bartolomé en la otra. ¿Quién necesita más? Hacemos en este punto nuestra parada para el almuerzo así que separados por la distancia reglamentaria, reponemos fuerzas para seguir.

Dejamos con tristeza el pinar y nos dirigimos a la bajada que nos llevará de nuevo al lugar del que salimos, San Bartolomé de Tirajana o Tunte para abreviar. El camino es menos pedregoso que el de la subida y las vinagreras van sustituyendo al pino. Las paredes verticales siguen dándonos cobijo.

Descubriendo cada vez más zona poblada acabamos el descenso y llegamos a nuestro punto final. No sé por qué pero tengo la sensación de que hoy estos 15 km se nos han hecho muy pocos. El grupo está bien, todos alegres y satisfechos así que solo por eso ha valido la pena. Lo leo en sus caras.

Hoy hemos cogido energía suficiente para despedir este mal año y afrontar el próximo con ilusión, con mucha ilusión.

Para acabar bien la directiva ha sorprendido al grupo con unos detalles navideños así que brindamos con cava y polvorones no solo por nuestro club sino por un nuevo año en el que no falte salud, trabajo y paz para todos.